domingo, 3 de septiembre de 2017

Espíritu y equipo

Muchas veces me pregunto que significa ser parte de un colectivo.
Todo aquello que me apasiona en la vida, esos momentos cuya vivencia pura e inolvidable representa.
Por momentos parece solo una simple utopía. Quererse sin mas, sin excusas ante esas inauditas diferencias dentro de un grupo.
Quizás la única vertiente básica de hambre haga que todos nos dirijamos a ese punto en común, simple e indivisible del querer, la zanahoria del proyecto mancomunado, de manada.
Escribo esta vivencia global desde el corazón, muchas veces como hoy he visualizado ese equilibrio colectivo pocas veces valorado por el resto.
Estando en 4 lugares diferentes ví, escuché y sentí esa camaradería propia de grupo.
La empatía que genera ver a otros pares construyendo esos mismos rompecabezas cotidianos de los que me siento parte hace décadas, casi sin darme cuenta.


Quizás, indudablemente, esto acontece diariamente en diversas latitudes.
Muy a pesar de la adversidad de las circunstancias que toca vivir hoy y producto de decisiones de modelos de otros tiempos, continúo observando y presenciando estas construcciones permanentes e ilusionantes.
Me considero un optimista de la construcción colectiva, considerando mi pesimismo individual.
Porque creo y veo una realidad palpablemente progresista, con crecimiento colectivo constante.
Sin dudas que cambian paradigmas y modelos, aunque la evolución no se detiene.
El espíritu y su evolución son parte esencial de la construcción de los equipos, particularmente debido a su condición evolutiva cuya savia medular es la transformación de las partes.
Las manadas salvajes nos anteceden, sin embargo predomina aún en nuestras filas modernas ese caos propio de la juventud humana que contiene una pizca de rebelde anarquía.
Somos parte de una manada compuesta por miles de billones en el planeta, lo global es el nuevo paradigma, las redes nos atrapan y a la vez entrelazan para una mejor comunicación.
Sin embargo la virtualidad de un medio global pero sin pulir, aún no enlaza con los mejores valores que conocí de joven en otro momento de la humanidad.
Ni peor ni mejor, solo pienso en las mejoras de antes y ahora, en los equipos, soluciones colectivas a mediano y largo plazo.
Si el "todo" esta bien equilibrado, lo de cada uno está en eje, felicidad asegurada, o viceversa.

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