lunes, 23 de septiembre de 2013

LA MAGIA DEL MOVIMIENTO (LIBRE)

En un deporte como el Futsal dependemos indefectiblemente de nuestros movimientos para expresarnos y participar del juego activamente.
Quizás por ser el movimiento algo tan natural y particular (por las maneras) del Futsal, sea también uno de los puntos más complejos de entrenar colectivamente en un grupo (equipo).
Para ello el trabajo de la base es imprescindible, entendiendo los objetivos que debemos tener en cuenta.
Desde edades tempranas a partir de los 5 años y dependiendo a que escuela (país-forma) se adhiere, encontraremos la gran discusión de como transmitirle a los niños determinados fundamentos sobre los movimientos.
Con la premisa de respetar los estadíos madurativos (psicomotrices), motivar la toma de decisiones y comenzar a forjar la percepción que de adultos nos permita leer el juego en segundos.
Lo global deberá predominar en las tareas mediante el juego real, la pregunta sobre las dos partes del juego complementarias y opuestas (Ataque-Defensa) debe estar siempre presente, hay que alentarlos a que sepan diferenciar una de otra.
Individualmente, lenta y paulatinamente desde los 7 y 8 años de edad podremos mostrar determinadas circunstancias a tener en cuenta, como la visión (tanto propia como del adversario), las distancias defensivas al jugador con balón y la elección de algún componente táctico básico de nuestra defensa o ataque (alturas y posiciones alternativas).
Todo ello en juegos donde involucremos el 1x1, las dualidades y tríos, pasando a los cuartetos, y finalizando en un 5 x 5; nuestras indicaciones sobre estos aspectos puntuales deben estar presentes en las pausas y debemos interactuar con ellos en estos temas, también realizar juegos analíticos que puedan ayudar a pulir determinadas cuestiones técnicas y actitudinales mediante gambetas, el pase, disparos, marcajes, saques de banda y esquina.
Algunos ejemplos prácticos que utilizo en la fase de la defensa, encuentran sustento en la ubicación de los niños entre el balón y su portería por ejemplo, la postura corporal pre-activa y su orientación visual hacia el arco rival.
El tipo de defensa individual debe estar presente como referencia.
Conseguir que cada uno de ellos identifique visualmente a un adversario y realice un marcaje individual (hombre a hombre) por toda la pista también ayuda a intentar movimientos, sobre todo en el 1 x 1. 
Los niños ya poseen conocimiento sobre algunas formas geométricas como los triángulos, cuadrados, círculos y rectángulos, lo cual debemos aprovechar intentando jugar durante la fase defensiva, a que se animen a dibujar alguna de ellas en la pista como argumento colectivo, uno de los casos mas utilizados es utilizar el armado de un cuadrado (2-2 o cuadrante) lo cual inicia a los jugadores en el mundillo de la defensa zonal.  
Animarse a estas cuestiones en forma flexible, abierta y participativa junto a ellos hará que enriquezcan su bagaje táctico para cuando tengan 11 o 12 años.
Los dibujos en la pizarra tienen gran éxito entre los niños, la participación de ellos con su curiosidad agiliza el entendimiento aún mas en detalle y a largo plazo.
Y es en el ataque donde la propuesta debe ser mas específica, variada, libre y que contenga aún mas recursos.
Particularmente el movimiento coordinado de los sistemas de ataque posicional y rotaciones (sea 4.0 - 3.1 - 1.2.1 - 2.1.1 - 2.2), involucra en su aprendizaje en la etapa formativa, gran cantidad de estímulos a partir de los once y doce años.
En edades previas y a partir de los 7 años debemos ser cuidadosos y respetuosos de la libertad del pequeño salonista, sobre todo en la toma de decisiones, ya que es importante para su desarrollo cognitivo y el carácter.
No es igual imponer dibujos de sistemas de ataque en elaboración como algo rígido e insípido, que transmitir la propuesta de utilizar el movimiento constante por fuera del campo visual del par, jugando de esta manera a ubicarse con linea de pase libre para ayudar al compañero con balón y sin ser alcanzado en espacios libres.
El nacimiento de los apoyos en su universo les abre un mundo de posibilidades para recibir más balones. Debemos alcanzar un medio coherente de comunicar estas herramientas vitales.
Por supuesto esta propuesta demora, al menos en mi experiencia, seis meses o casi veinte sesiones para coordinar en una situación de juego real 5 x 5, que los niños intenten moverse constantemente, aún sin estar disponibles al pase, esta situación debemos entenderla y acompañarla.
Recordemos también la limitación físico-técnica para ejecutar un promedio fluido en cantidad de gambetas o pases por ejemplo, lo cual comienza a variar a partir de los 9-10 años.
Hay algo muy efectivo y simple: no debemos dejar de recordarles la importancia de desplazarse sin balón a espacios libres para colaborar en el ataque y de retornar a defensa por el carril central con argumentos sencillos o palabras claves como "subirse a la calle central para ayudar al portero", sin necesidad de decirles la palabra repliegue.
He notado que estos recursos son muy útiles en grupos de niños muy pequeños y ellos muestran mucho interés en aprender. Terminan transformando las tareas con variantes propias, se genera un ambiente muy creativo.
No desatender la presión o el estrés al que se expone la clase, debido a la complejidad de todos los componentes internos y también lo externo en el juego real, es otro punto relevante que considero gestionar con criterio, respetando al niño y entendiendo al juego como un incidente meramente lúdico y formativo. 
La evolución respecto al entendimiento del juego luego de tres años de trabajo es considerable respecto a otras escuelas que priorizan los resultados. El resultado de los partidos, la fuerza del remate o la picardía de los adultos para sacar ventajas sobre sus pares, en edades que deben ser formativas del perfil de un individuo, solo dejarán a la formación salonista incompleta. 
Consensuar entre el entrenador y los jugadores la propuesta en la base nos lleva camino al entendimiento, al conocimiento del juego, a participar mas activamente del mismo.
A la gimnasia de priorizar los valores saludables que nos marcarán como personas en el futuro.
En definitiva al movimiento sin fin.





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